miércoles, 27 de mayo de 2009

EL RELATIVISMO DE OBAMA

NOTICIAS GLOBALES, Año XII. Número 852, 27/09. Gacetilla n° 975. Buenos Aires, 25 mayo 2009
975) USA: LA IDENTIDAD CATÓLICA III. Fuentes: al pie. Por Juan C. Sanahuja

El discurso de Obama. Obama: profeta de la nueva era. Ratzinger: la clave de interpretación. Dictadura del relativismo. Los medios de comunicación alternativos son terroristas. La resistencia cristiana

El discurso del presidente Obama en Notre Dame, el 17 de mayo pasado, ha encontrado más resistencia en los Estados Unidos que en los países latinos, en los que parece que el sentido crítico asentado en la fe se ha eclipsado. Da la impresión que en los viejos países “católicos” es donde existen más falóforos de Obama -como los llama Juan Manuel de Prada- que en las propias tierras del presidente norteamericano.

El discurso de Obama

El discurso de Barack Hussein Obama fue un ejercicio retórico de dialéctica relativista, cautivante para quienes viven sumidos en un cómodo sopor que los lleva a engañarse a sí mismos y a tratar de engañar a los demás. El presidente llamó a “llegar a una base común de entendimiento conciliando lo irreconciliable”. Tendió la mano a quienes no aceptan el aborto “para llegar juntos a reducir el número de abortos y de embarazos no deseados”. Llamó al diálogo -palabra mágica del relativismo- “para conciliar las creencias de cada uno con el bien de todos”. El presidente Obama, abolió así el principio de no contradicción, que nos enseña que nada puede ser y no ser al mismo tiempo.

¿Se puede conjugar la certeza científica y moral de que el aborto es un crimen y a la vez consentir que una sociedad destruya sistemáticamente a los más débiles? ¿Qué base común de entendimiento puede haber entre las dos posturas? ¿Es lícito vivir como si no existiera un holocausto escondido y silencioso? ¿Es posible mirar para adelante, construyendo en común, sin hacerse cómplices de las leyes inicuas que atentan contra la ley natural y convierten a la sociedad en injusta y miserable, aunque viva en pleno bienestar material?

Obama: profeta de la nueva era

Para George Weigel, Obama se metió de lleno en las cuestiones internas de la Iglesia. “El presidente de los Estados Unidos decidió definir lo que significa ser católico en el siglo XXI”, asumiendo la jefatura de los católicos disidentes, enfrentando a los intelectuales católicos y a las instituciones de la Iglesia con sus obispos y con Roma, reeditando una nueva forma de galicanismo, (CNA, 20-05-09).

Obama rechaza y combate la verdad inmutable, por eso su visión es incompatible con la fe cristiana: “la última ironía de la fe es que necesariamente admite dudas. Esta duda no debe empujarnos fuera de nuestra fe (…) pero nos obliga a permanecer abiertos y curiosos, y deseosos de continuar el debate moral y espiritual”.

Atrayente y sugestivo para los propositivos dialogantes, el discurso de Obama es irreconciliable con las verdades naturales permanentes que Benedicto XVI ha expresado en los principios no-negociables, que son las pautas que nunca se podrán derogar ni dejar a merced de consensos partidistas en la configuración cristiana de la sociedad: la familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, la defensa de la vida humana desde su concepción hasta su término natural y los derechos de los padres a la educación de sus hijos.

Ratzinger: la clave de interpretación

¿Es compatible con la fe cristiana afirmar “la fe no brinda certezas, sino genera dudas; la verdad no existe, surge del debate”? La clave de discernimiento nos la dio hace tiempo el Cardenal Ratzinger.

Para el relativismo -decía Ratzinger- “afirmar que en la figura de Jesucristo y en la fe de la Iglesia hay una verdad vinculante y válida en la historia misma es calificado como fundamentalismo. Este fundamentalismo, que constituye el verdadero ataque al espíritu de la modernidad, se presenta de diversas maneras como la amenaza fundamental emergente contra los bienes supremos de la modernidad, es decir, la tolerancia y la libertad. Por otra parte, la noción de diálogo cambia de significado, convirtiéndose así en la quintaesencia del credo relativista y en la antítesis de la conversión y de la misión. En su acepción relativista, dialogar significa colocar la actitud propia, es decir, la propia fe, al mismo nivel que las convicciones de los otros, sin reconocerle por principio más verdad que la que se atribuye a la opinión de los demás. Sólo si supongo por principio que el otro puede tener tanta o más razón que yo, se realiza de verdad un diálogo auténtico. Según esta concepción, el diálogo ha de ser un intercambio entre actitudes que tienen fundamentalmente el mismo rango, y, por tanto, son mutuamente relativas” (vid. Situación actual de la fe y la teología, Guadalajara, México, 1996).

Por eso, analizando el discurso de Obama, Mons. Robert W. Finn, Obispo de Kansas City-St. Joseph, declaró que el diálogo es imposible, porque el mismo presidente admitió irreconciliables diferencias con la Iglesia sobre el tema del aborto. Mons. Finn dijo que la vida inocente es innegociable. “¿Podemos negociar sobre lo que es intrínsecamente malo? La respuesta es no”, (CNA 25-05-09).

Dictadura del relativismo

En definitiva, Obama no deja opción. O se está con él o se está contra él. Él convoca a una gran melange y quien no se deja manipular se autoexcluye. Quien no acepta su retórica perversa es un fundamentalista que no tiene lugar en el proyecto de la nueva era. La dictadura del relativismo, con Barack Hussein, está creciendo en intensidad día a día.

Dicho sea de paso, el Departamento de Seguridad Interior del gobierno federal considera terroristas a personas y grupos (“no-islámicos”) que se oponen “al aborto y al matrimonio homosexual” (vid. NG 969) y ha incluido en el Domestic Extremism Lexicon a los medios de información alternativos “que proporcionan un foro para la interpretación de los acontecimientos y las cuestiones sociales, radicalmente diferente de la presentada por los medios de comunicación”. Los llamados “medios alternativos” son boletines de noticias que circulan por Internet, entre ellos los servicios pro-vida y todos aquellos que trasmiten un mensaje “políticamente incorrecto”, (vid. Life News, 04-05-09).

La resistencia cristiana

El 19 de mayo, Life Site llegó a contar 83 obispos que se manifestaron contra la invitación y la distinción al presidente Barack Hussein Obama por parte de la Universidad de Notre Dame, sumando a la lista, entre otros, al Arzobispo de Detroit, Mons. Allen Vigneron.

Más que una importante acción pro-vida, el escándalo de Notre Dame ha sido la primera gran batalla para devolver su propia identidad a las instituciones de enseñanza católicas. Esta es la exigencia de los fieles y de los obispos que se opusieron a la invitación de Notre Dame a Obama.

El 18 de mayo, Mons. Charles Chaput, Arzobispo de Denver, decía que "lo más importante en lo que los fieles católicos pueden presionar ahora -con sus palabras, sus acciones y su apoyo financiero- es que las instituciones que afirmen ser católicas realmente vivan la fe con valentía y coherencia", (CNA, 18-05-09). (Continúa)

Fuentes: Propias; Mercator Net, 22-05-09, (Saruman at Notre Dame por Thaddeus J. Kozinski); CNA, 18-05-09, 20-05-09; Life News, 04-05-09; Life Site, 18/23-05-09.

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AÑO SACERDOTAL

CONGREGACIÓN PARA EL CLERO

EL AÑO SACERDOTAL

Queridos Sacerdotes:

El Año Sacerdotal, promulgado por nuestro amado Papa Benedicto XVI, para celebrar el 150 aniversario de la muerte de San Juan María Bautista Vianney, el Santo Cura de Ars, está a punto de comenzar. Lo abrirá el Santo Padre el día 19 del próximo mes de junio, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús y de la Jornada Mundial de Oración para la santificación de los Sacerdotes. El anuncio de este año especial ha tenido una repercusión mundial eminentemente positiva, en especial entre los mismos Sacerdotes. Todos queremos empeñarnos, con determinación, profundidad y fervor, a fin de que sea un año ampliamente celebrado en todo el mundo, en las diócesis, en las parroquias y en las comunidades locales con toda su grandeza y con la calurosa participación de nuestro pueblo católico, que sin duda ama a sus Sacerdotes y los quiere ver felices, santos y llenos de alegría en su diario quehacer apostólico.

Deberá ser un año positivo y propositivo en el que la Iglesia quiere decir, sobre todo a los Sacerdotes, pero también a todos los cristianos, a la sociedad mundial, mediante los mass media globales, que está orgullosa de sus Sacerdotes, que los ama y que los venera, que los admira y que reconoce con gratitud su trabajo pastoral y su testimonio de vida. Verdaderamente los Sacerdotes son importantes no sólo por cuanto hacen sino, sobre todo, por aquello que son. Al mismo tiempo, es verdad que a algunos se les ha visto implicados en graves problemas y situaciones delictivas. Obviamente es necesario continuar la investigación, juzgarles debidamente e infligirles la pena merecida. Sin embargo, estos casos son un porcentaje muy pequeño en comparación con el número total del clero. La inmensa mayoría de Sacerdotes son personas dignísimas, dedicadas al ministerio, hombres de oración y de caridad pastoral, que consuman su total existencia en actuar la propia vocación y misión y, en tantas ocasiones, con grandes sacrificios personales, pero siempre con un amor auténtico a Jesucristo, a la Iglesia y al pueblo; solidarios con los pobres y con quienes sufren. Es por eso que la Iglesia se muestra orgullosa de sus sacerdotes esparcidos por el mundo.

Este Año debe ser una ocasión para un periodo de intensa profundización de la identidad sacerdotal, de la teología sobre el sacerdocio católico y del sentido extraordinario de la vocación y de la misión de los Sacerdotes en la Iglesia y en la sociedad. Para todo eso será necesario organizar encuentros de estudio, jornadas de reflexión, ejercicios espirituales específicos, conferencias y semanas teológicas en nuestras facultades eclesiásticas, además de estudios científicos y sus respectivas publicaciones.

El Santo Padre, en su discurso de promulgación durante la Asamblea Plenaria de la Congregación para el Clero, el 16 de marzo pasado, dijo que con este año especial se quiere “favorecer esta tensión de los Sacerdotes hacia la perfección espiritual de la cual depende, sobre todo, la eficacia del ministerio”. Especialmente por eso, debe ser una año de oración de los Sacerdotes, con los Sacerdotes y por los Sacerdotes; un año de renovación de la espiritualidad del presbiterio y de cada uno de los presbíteros. En el referido contexto, la Eucaristía se presenta como el centro de la espiritualidad sacerdotal. La adoración eucarística para la santificación de los Sacerdotes y la maternidad espiritual de las religiosas, de las mujeres consagradas y de las mujeres laicas hacia cada uno de los presbíteros, como propuesto ya desde hace algún tiempo por la Congregación para el Clero, podría desarrollarse con mejores frutos de santificación.

Sea también un año en el que se examinen las condiciones concretas y el sustento material en el que viven nuestros Sacerdotes, en algunos casos obligados a subsistir en situaciones de dura pobreza.

Sea, al mismo tiempo, un año de celebraciones religiosas y públicas que conduzcan al pueblo, a las comunidades católicas locales, a rezar, a meditar, a festejar y a presentar el justo homenaje a sus Sacerdotes. La fiesta de la comunidad eclesial es una expresión muy cordial, que exprime y alimenta la alegría cristiana, que brota de la certeza de que Dios nos ama y que hace fiesta con nosotros. Será una oportunidad para acentuar la comunión y la amistad de los Sacerdotes con las comunidades a su cargo.

Otros muchos aspectos e iniciativas podrían enumerarse con el fin de enriquecer el Año Sacerdotal. Al respecto, deberá intervenir la justa creatividad de las Iglesias locales. Es por eso que en cada Conferencia Episcopal, en cada Diócesis o parroquia o en cada comunidad eclesial se establezca lo más pronto posible un verdadero y propio programa para este año especial. Obviamente será muy importante comenzar este año con una celebración significativa. En el mismo día de apertura del Año Sacerdotal, el día 19 de junio, con el Santo Padre en Roma, se invita a las Iglesias locales a participar, en el modo más conveniente, a dicha inauguración con un acto litúrgico específico y festivo. Serán bien recibidos todos aquellos que, en ocasión de la apertura, podrán estar presentes, con el fin de manifestar la propia participación a esta feliz iniciativa del Papa. Sin duda, Dios bendecirá este esfuerzo con grande amor. Y la Virgen María, Reina del Clero, intercederá por todos vosotros, queridos Sacerdotes.

Cardenal Claudio Hummes

Arzobispo Emérito de San Pablo

Prefecto de la Congregación para el Clero