domingo, 14 de marzo de 2010

VOCACIONES ¿PARA QUE?

Hoy es bastante desesperanzador ver nuestros seminarios no solamente vacíos sino, lo que es peor, cerrados. Lo cual nos está diciendo que existe una profunda crisis vocacional. Sabemos que el que llama siempre es Dios, y esto nos lleva a preguntarnos si Dios ha dejado de llamar. Lo cual nos parece imposible. Dios ama a su Iglesia y seguirá guiándola hasta el final de los tiempos. Entonces ¿cuál es el problema?
Podríamos enumerar una cantidad de factores que explicarían esa falta de vocaciones a la vida sacerdotal y consagrada. Falta de promoción vocacional, falta de una verdadera pastoral vocacional, falta de formadores idóneos en las parroquias y en los centros de jóvenes, el secularismo, el pansexualismo...... en fin, podríamos abundar y nunca acabar.
Sin embargo, en mi humilde entender, el problema vocacional es mucho más agudo y profundo. Si lo reducimos a la vida sacerdotal y religiosa, perdemos el verdadero enfoque. Creo que el problema vocacional es un problema que abarca a la vida cristiana toda. No hay una respuesta bautismal al llamado a ser hijos de Dios. Las familias, las instituciones, las personas, se han apartado de la fe y éste es el gran problema que deberíamos estudiar, buscando medios pastorales para volver a anunciar a Cristo. Estamos llenos de diagnósticos, de pronósticos, de documentos y de planes y caminos pastorales, pero ¿anunciamos a Cristo al mundo? A veces los medios los hemos transformado en fines y, cada maestrito con su librito, lo único que hacemos es detener la acción misionera a la que estamos obligados por el Bautismo. Y es en este punto donde querría profundizar mi reflexión.
¿Cómo preparamos a los catecúmenos? Pensemos que en los próximos años aparecerán aquellos cuyos padres, creyendose muy modernos y actualizados, no han bautizado de niños. ¿Estamos preparados para recibirlos? ¿Qué proyecto formativo tenemos? ¿Estamos realmente al nivel que las circunstancias nos exigen? o ¿seguiremos practicando la ley del menor esfuerzo?
En el caso del catecumenado de niños y adultos, estamos frente a un medio tan antiguo como la Iglesia, que ha dado resultados riquísimos y hoy son pocos los que saben que existe. Y deberíamos saber que es obligatorio. Muchos párrocos hacen una catequesis y bautizan al adulto como si fuera un niño recién llegado a este mundo.
En la práctica de los sacramentos de iniciación también existe mucha desidia. Nos conformamos con unas charlas que apenas introducen en el conocimiento de Cristo. Es como un barniz. Ni hablemos de las exigencias a los padrinos y a los tiempos de preparación. Hemos inculturado tanto la pastoral que a veces parecemos asistentes sociales!!!!
Por eso sostengo que el problema vocacional pasa por el ser o no cristiano, antes que ser o no sacerdote o religioso, o casado.
Si nuestras parroquias no tienen jóvenes. Si los más capaces de nuestras comunidades no se acercan y tampoco los buscamos, ¿De dónde van a salir las vocaciones?
Espero sus reflexiones para poder seguir pensando....

POR QUE NO TENEMOS VOCACIONES? QUIZÁS DEBAMOS IMITAR A ESTE OBISPO

La estrategia de un obispo para hacer florecer el seminario de su diócesis
Por primera vez en nueve años, crece el número de seminaristas en España

MADRID, domingo 14 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- "Cuando en 2005 llegué a la diócesis de Tarazona, me encontré con el Seminario casi vacío", explica el obispo Demetrio Fernández en una carta pastoral escrita con motivo del próximo Día del Seminario, que se celebra en la mayoría de las diócesis españolas el 19 de marzo.

Lo primero que hizo el obispo ante la situación del seminario diocesano, fue rebelarse y elevar muchas oraciones.

"No me podía resignar a esta realidad tan aplastante, tan desesperanzadora para una diócesis, y comencé a rogar al Señor insistentemente que nos enviara obreros a su mies, que abriera caminos a esta situación sin salida", explica.

"Así lo pedí a muchos conventos de clausura de la diócesis y de España -continúa-. Por todos los lugares de la diócesis y en muchos de mis escritos ésta ha sido una intención especial y continua; y he visto que mucha gente ha rezado por el seminario de Tarazona".

Después de sentar estas bases espirituales, tomó una primera decisión material: organizar un curso de espiritualidad "para intensificar la vida espiritual de dos seminaristas que habían de ordenarse presbíteros en breve plazo", indica.

Esta decisión llevó nueve alumnos al seminario de Tarazona, que en septiembre de 2005 comenzaban el curso de espiritualidad.

Así, la vida del Seminario, ya en Tarazona, fue organizándose en el triple aspecto de disciplina, espiritualidad y estudios. "Daba gusto ver a estos jóvenes caminar hacia el sacerdocio", recuerda el prelado.

Actualmente, catorce seminaristas se preparan para el sacerdocio y estudian en el Centro universitario de estudios teológicos de la Inmaculada, dependiente de la Facultad de San Dámaso de Madrid.

"Yo no he buscado a ninguno, han sido en torno a 40 jóvenes los que han llamado a nuestras puertas", destaca.

El obispo también agradece a la diócesis de Tarazona por las "oraciones, limosnas y alientos de todo tipo", así como a tantas personas que "habéis secundado esta intención primordial del obispo".

"En medio de las tribulaciones de la vida pastoral, que no han faltado, éste ha sido el mejor regalo de Dios en estos cinco años para mí, para la diócesis, para la Iglesia", afirma monseñor Fernández, nombrado recientemente obispo de Córdoba, diócesis que cuenta con unos cincuenta seminaristas.

Cinco de los jóvenes que han entrado al seminario de Tarazona en los últimos cinco años ya han sido ordenados presbíteros y otros cinco serán ordenados al acabar el curso.

Además, cinco o seis hombre más están en camino de convertirse en sacerdotes dentro de un año o poco más.

Ellos forman parte de los 1.265 seminaristas que se están formando en los seminarios de España durante este curso 2009-2010, 42 más que el curso pasado.

Se trata de una cifra esperanzadora en este Año Sacerdotal, ya que rompe la tendencia a la baja del número de seminaristas que existía en España desde hacía nueve años.

Por su parte, el arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, afirmó que el futuro de las vocaciones "depende de la calidad del testimonio personal de todos los cristianos", en su carta pastoral del pasado domingo.

"La fecundidad de la propuesta vocacional es verdad que depende en primer lugar de la acción gratuita de Dios", indicó, pero a ella ayuda "la calidad y la riqueza del testimonio personal y comunitario de todos los cristianos".

Este año, el lema para el Día del Seminario elegido por la Conferencia Episcopal Española es "El sacerdote, testigo de la misericordia de Dios" con el trasfondo del Año Sacerdotal y, muy especialmente, de la figura del Santo Cura de Ars.