miércoles, 20 de mayo de 2009

UN CUENTO PARA PENSAR EN EL AMOR DADO Y RECIBIDO

EL ARBOL Y EL NIÑO

Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de
manzanas. Un pequeño niño lo amaba mucho y
todos los días jugaba alrededor de el. Trepaba al
árbol hasta el tope, comía sus manzanas y tomaba
una siesta bajo su sombra.

El amaba al árbol y el árbol amaba al niño. Paso el
tiempo y el pequeño niño creció y el nunca mas
volvió a jugar alrededor del enorme árbol. Un día el
muchacho regreso al árbol y escucho que el árbol le
dijo triste:
"Vienes a jugar conmigo?" pero el muchacho
contesto "Ya no soy el niño de antes que jugaba
alrededor de enormes árboles. Lo que ahora quiero
son juguetes y necesito dinero para comprarlos".
"Lo siento, dijo el árbol, pero no tengo dinero...
Te sugiero que tomes todas mis manzanas y las
vendas. De esta manera tu obtendrás el dinero para
tus juguetes". El muchacho se sintió muy feliz.
Tomo todas las manzanas y obtuvo el dinero y el
árbol volvió a ser feliz. Pero el muchacho nunca
volvió después de obtener el dinero y el árbol
volvió a estar triste.

Tiempo después, el muchacho regreso y el árbol se
puso feliz y le pregunto: "¿Vienes a jugar
conmigo?" "No tengo tiempo para jugar. Debo de
trabajar para mi familia. Necesito una casa para
compartir con mi esposa e hijos. ¿Puedes
ayudarme?". "Lo siento, pero no tengo una casa,
pero... tu puedes cortar mis ramas y construir tu
casa". El joven corto todas las ramas del árbol y
esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el joven
nunca mas volvió desde esa vez y el árbol volvió a
estar triste y solitario.

Cierto día de un cálido verano, el hombre regreso y
el árbol estaba encantado. "¿Vienes a jugar
conmigo? le pregunto el árbol. El hombre contesto
"Estoy triste y volviéndome viejo. Quiero un bote
para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?".
El árbol contesto: "Usa mi tronco para que puedas
construir uno y así puedas navegar y ser feliz".
El hombre corto el tronco y construyo su bote.
Luego se fue a navegar por un largo tiempo.

Finalmente regreso después de muchos años y el
árbol le dijo: "Lo siento mucho, pero ya no tengo
nada que darte ni siquiera manzanas".
El hombre replico "No tengo dientes para morder,
ni fuerza para escalar... Por ahora ya estoy viejo".
Entonces el árbol con lagrimas en sus ojos le dijo,
"Realmente no puedo darte nada.... la única cosa
que me queda son mis raíces muertas". Y el hombre contesto "Yo no necesito
mucho ahora, solo un
lugar para descansar. Estoy tan cansado después de
tantos años".

"Bueno, las viejas raíces de un árbol, son el mejor
lugar para recostarse y descansar. Ven siéntate
conmigo y descansa". El hombre se sentó junto al
árbol y este feliz y contento sonrió con lagrimas.

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