miércoles, 13 de mayo de 2009

EL PAPA EN TIERRA SANTA

Leyendo las noticias de la visita del Papa a Tierra Santa, la Tierra de Jesús, me sentí gratamente impactado por el compromiso pastoral, social y político que asumió nuestro Pontífice Máximo.
No soy experto, pero creo que es la primera vez que un Papa habla con tanta claridad de un tema tan delicado como el que viven los Palestinos e Israelíes en ese lugar.
Sin miedo a las injustas e interesadas críticas que sufre, Benedicto XVI, hace oír su voz sin importarle el qué dirán o cómo lo tomarán los líderes del mundo. Mensajero de la Paz, Profeta del Amor, se dejó abrazar por el dolor de quienes sufren la persecución, el odio y la violencia.
El Papa, como siempre dio la cara y en el nombre de Dios dijo lo que debía decir.
Esta es la noticia de miércoles 13 de mayo, 3:30 PM de Reuters

Por Philip Pullella y Mustafa Abu Ganeyeh
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BELEN, Cisjordania (Reuters) - El Papa Benedicto XVI habló el miércoles bajo la sombra del fortificado muro israelí que separa a Belén de Jerusalén, llamándolo un trágico signo de estancamiento en la lucha por la paz en Oriente Medio.

"Dominándonos (...) está un duro recordatorio del estancamiento al que las relaciones entre israelíes y palestinos parecen haber llegado: el muro", señaló el Pontífice en un discurso en una escuela de Naciones Unidas en el campamento de refugiados Aida, a metros del muro.

En un mundo en que las fronteras se abren para viajes, comercio y cultura, dijo, "es trágico ver que se siguen levantando muros".

"Rezamos por un fin a las hostilidades que han causado que este muro sea construido", añadió Benedicto XVI, el primer papa en ver el muro.

Este no existía cuando su antecesor, el Papa Juan Pablo II, visitó Tierra Santa en 2000. Israel comenzó a levantar una barrera de cercas y concreto a través y alrededor de Cisjordania en 2002, de lo que dijo era una acción para frenar una oleada de ataques con bomba palestinos.

Los palestinos, respaldados por la Corte Mundial, dicen que es una construcción ilegal que roba y divide su tierra.

La delegación del Vaticano pasó lentamente a través de tres grandes puertas de acero en la fortificada barrera de bloques de concreto y puestos de control, para llegar hasta el pueblo donde los cristianos creen que nació Jesús.

En las antiguas calles de la localidad, muchos palestinos se concentraron para escuchar y dar una cálida bienvenida al líder de los 1.100 millones de católicos del mundo, que apoyó su aspiración de lograr la independencia.

Gritos de "Viva el Papa, viva Palestina", se escucharon mientras lanzaba su primera visita a Belén como pontífice.

"Es comprensible que a menudo se sientan frustrados", dijo el Papa. "Sus aspiraciones legítimas de tener hogares permanentes, de un Estado palestino independiente, siguen si cumplirse. En su lugar se encuentran atrapados (...) en un espiral de violencia", afirmó Benedicto.

Era el tipo de imágenes y lenguaje que los palestinos habían estado esperando de la visita de un día del Papa a Cisjordania.

Pero el Papa nacido en Alemania, que fue criticado en Israel por lo que los judíos percibieron como falta de emoción en los comentarios que realizó sobre el Holocausto, enfatizó en que habían dos lados en el conflicto.

MURO DEL APARTHEID

Reiterando un mensaje que ha dado desde el inicio de su gira a Oriente Medio el viernes, el Papa dijo al llegar a Belén que el Vaticano "apoya el derecho de vuestro pueblo a una patria palestina soberana en la tierra de vuestros antepasados, segura y en paz con sus vecinos".

La solución de "dos Estados" para el conflicto entre israelíes y palestinos, es respaldada por el presidente palestino Mahmoud Abbas, por naciones árabes y occidentales, pero el nuevo primer ministro israelí Benjamin Netanyahu es reacio a aceptarla.

Dando la bienvenida al Pontífice, Abbas denunció "el muro del apartheid" israelí, llamándolo parte de los esfuerzos del Estado judío por expulsar a los cristianos y musulmanes palestinos de Tierra Santa.

El presidente palestino habló de "opresión, tiranía y expropiación de tierra" y dijo que los palestinos querían un futuro "sin ocupación, puestos de control, muros, prisioneros y refugiados".

Una enorme bandera palestina colgaba ante el Papa mientras daba misa para unas 5.000 personas en la Plaza del Pesebre, que está al lado de la Iglesia de la Natividad donde los cristianos creen que Jesús nació en un establo.

Se escucharon aplausos cuando expresó su preocupación por los palestinos en la Franja de Gaza, controlada por los islámicos de Hamas, que sufrieron en enero una dura ofensiva israelí en la que murieron más de 1.000 personas. Dijo que rezaba porque Israel "levantara pronto" el embargo a Gaza.

También destacó qué raro es que Belén esté asociada con la alegría y la renovación del nacimiento de Jesús "y, sin embargo, esta magnífica promesa esté tan lejos de cumplirse".

Miles de cristianos de Belén han huido al extranjero desde el levantamiento palestino en los años posteriores al 2000, que desató una ofensiva israelí para mantener la seguridad y la construcción del muro.

"Cada vez hay menos cristianos palestinos, pero tenemos fuerza", dijo Kandra Zreineh, una mujer de 45 años que tiene cuatro hijos y vive en un pueblo cerca de Belén. "Estamos orgullosos de esta visita porque somos pequeños y creo que él podrá marcar una diferencia para nosotros. Sigo creyendo en los milagros".

En su mensaje de llegada, Benedicto XVI reconoció las preocupaciones israelíes por la seguridad al igual que el sufrimiento palestino, e instó a la población a no "recurrir a actos de violencia o terrorismo" sino a buscar una verdadera paz con sus vecinos.

"En ambos lados del muro, se necesita gran valor para superar el temor y la desconfianza , para resistir el impulso a vengarse por pérdidas o heridas", sostuvo.

(Reporte adicional de Reuters Jerusalén y Belén; escrito por Douglas Hamilton; editado por Hernán García, Gabriela Donoso)

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