viernes, 23 de abril de 2010

HOMILÍA MISA POR LA SALUD DEL VICEGOBERNADOR 22 ABRIL 2010

Con motivo de rezar por la salud del Sr. Alberto Balestrini, Vice Gobernador de la Pcia. de Buenos Aires, la CGT local organizó una Misa que fue presidida, a pedido del Sr. Obispo, por el Canciller y Secretario General del Obispado, Pbro. Juan Morre.
Estuvieron presentes el Sr.Intendente Municipal Fernando Espinoza, Diputados Nacionales, Secretarios Generales de la CGT a nivel Nacional y Regional, Intendentes vecinos y numerosa cantidad de fieles.
Esta es la homilía pronunciada por el Celebrante




Nos hemos reunido hoy aquí en torno al Altar del Señor para rezar juntos por la hermandad, la unidad y la paz.
Rezar juntos, estar juntos. La Patria que hemos recibido como don y la Nación que debemos construir requiere de todos nosotros que estemos juntos, con nuestras diferentes miradas de la realidad, con el aporte que cada uno puede hacer, pero juntos. Las diferencias ideológicas, políticas, sociales, culturales, deben encontrar un punto de convergencia donde podamos encontrarnos.

En la primera lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles se nos relata como este funcionario real se encuentra con Felipe, uno de los discípulos del Señor, que lo instruye acerca de lo que iba leyendo y no entendía. “Acércate y camina junto a ese carro” le dice el Señor. Acércate. Para poder estar juntos es necesario acercarse, conocerse, amarse. No puede haber auténtica fraternidad sin amor y no puede haber amor sin conocimiento y no puede darse ese conocimiento si no nos acercamos. El funcionario real leía a Isaías, pero no entendía nada. Ante la ignorancia de un hombre que buscaba la verdad, el bien, la felicidad, ante la ignorancia de un hombre de buena voluntad, sale al encuentro la Palabra de Dios, la mediación de la Iglesia de Jesucristo que viene a iluminarlo. El etíope encontró la respuesta que buscaba y se hizo bautizar. Su camino se transformó, su vida se transformó. Jesús lo transformó.

En el Evangelio Jesús se proclama como el Pan vivo que ha bajado del Cielo. Todos sabemos bien el significado del pan. Signo de comida, de alimento, de prosperidad, de bendición. Recuerdo que cuando era chico, mis padres me enseñaron que no debía tirar un pan sin antes darle un beso. Seguramente un beso de gratitud por poder comer, por tener trabajo, salud, familia, bienestar. Por tener un papá y una mamá que me cuidaran, me educaran y me hicieran crecer como persona.
Cada uno podría agregar un significado personal al pan. Pero deberíamos resumir todo en su más profundo sentido, es una bendición. Es decir una manifestación del amor de Dios por su Pueblo, por sus hijos, por todos los hombres. Como nos dice el salmo”la salvación de Dios es para todos”. Y la salvación de Dios es Jesucristo, Él es nuestra salvación. Pero no una salvación mágica, invisible, inaccesible, sino una salvación encarnada, cercana, hecha pan y Pan de Vida, vida que tanto necesitamos en medio de una cultura de muerte. Siempre el hombre necesitó de Dios, pero en estos tiempos tan complicados, aún más debemos volvernos sobre nuestros valores cristianos y desde ellos mirar la vida, la sociedad, al hombre, a la familia fundada en el matrimonio entre varón y mujer, con la mirada de Dios.
Yo soy el Pan de Vida, nos dice hoy Jesús. Es nuestro Pan de Vida.
Si hablamos de hermandad, debemos remontarnos a un Padre común. Somos hermanos porque tenemos un mismo Padre, el Señor.
Pedimos unidad. Las diferencias humanas, políticas, sociales, encuentran su vínculo de unidad en el amor que viene de Dios. Sin Dios Padre, los hombres no podemos ser hermanos y lejos de vivir la fraternidad nos convertimos en Caín o en palabras de Tomas Hobbes “el hombre se hace lobo del hombre”. Ya lo decía el fundador del movimiento obrero “Unidos o dominados”. Pero recuerden no puede haber verdadera unidad sin fraternidad y no puede haber fraternidad sin Dios.
Y pedimos paz. Esta palabra tan breve y sencilla nos habla de una necesidad imperiosa de los hombres por tener tranquilidad, felicidad, sosiego, bienestar, una vida armónica con los demás, en justicia social y bien común. Bien común que significa defender los derechos de los más débiles, reconociendo su dignidad personal desde la concepción y hasta la muerte natural. Dando a cada uno lo suyo, en respeto a la igualdad que no es lo mismo que igualitarismo. La diversidad religiosa, social, cultural, sexual, debe ser una riqueza que nos une y no una diferencia que nos empobrece. Querer ser iguales no enriquece sino que quita la posibilidad de compartir la diferencia.

También pedimos a Dios que bendiga en estos momentos difíciles a nuestro Vice Gobernador, Alberto Balestrini, para que lo ayude a sobrellevar su Cruz, con la seguridad que también en él se cumplirá la Pascua del Señor.

Recemos hermanos, recemos y preparemos nuestro corazón para recibir al Pan de la Vida Eterna, al Pan de tu felicidad, para que construyamos juntos, en este Bicentenario, de rodillas ante el manto celeste y blanco de la Virgen de Luján, una Patria de Hermanos.

Amén

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